Luis
Béla Lusgosi pidió
de desayuno
alguno de los mordiscos
que dabas en las noches
en que no amanecía.
Tú
moviéndote y bailando,
al son de un clavicordio
desafinado.
Béla Lusgosi pidió
de desayuno
alguno de los mordiscos
que dabas en las noches
en que no amanecía.
Tú
moviéndote y bailando,
al son de un clavicordio
desafinado.
| Un cuento chino creado el 11.1.07 a las 09:45 |
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